Autonomía digital y tecnológica

Código e ideas para una internet distribuida

Linkoteca. datos ciudadanos


La plataforma social «València per l’aire» som una iniciativa organitzada de ciutadania col·lectiva, autònoma i plural. Els motius i finalitats generals que ens mouen cerquen solucions eficaces que milloren la qualitat de l’aire urbà de la ciutat de València i de l’entorn metropolità. Ens hem dotat de mitjans tècnics propis que són necessaris per a realitzar mesuraments i vigilància sobre la qualitat de l’aire. Produïm i difonem informació objectiva i socialment accessible sobre la contaminació de l’aire de València i la seua àrea metropolitana. També realitzem un seguiment continuat i unes valoracions especifiques per zones sobre la composició de l’aire i la presència de components tòxics.

Salus.coop aims to legitimize citizens’ rights to control their own health records while facilitating data sharing to accelerate research innovation in healthcare.

Why is this important

The future of our health significantly relies upon the potential of combining, integrating and sharing health data from different sources. However, the decision to share one’s data requires sizing many risks, which include privacy, security, and even the potential misuse of data. Who do we trust to make these judgements? Although European citizens legally own their health data, in practice they often cannot access their data or control its use. This is hindering innovation in healthcare and slowing down research.

la herramienta de código abierto OpenPapers (https://github.com/300000kms/openPapers) desarrollada por 300.00Km/s (http://300000kms.net/) que hace uso de la baja tecnología para acceder al mayor público posible y garantizar la correcta recolección del dato. En vez de desarrollar una app móvil con posibilidad de utilizar el GPS (https://es.wikipedia.org/wiki/GPS) para el geoposicionamiento además de otras ventajas, se desarrolló algo aparentemente tan simple com un atlas de la ciudad en papel.

El uso de mapas de papel cubre la necesidad de utilizar grandes cartografías que permiten a los grupos de exploración tener una visión global del territorio a recorrer. También se optó por el papel para mejorar la calidad del geoposicionamiento. El efecto túnel que producen las calles estrechas (https://eng.uber.com/rethinking-gps/) junto con la lenta e irregular velocidad en la que se desplazan los voluntarios impiden una utilización fiable del GPS, generando un gran margen de error a la vez que desorientando a los mismos voluntarios. La utilización del papel permite reducir los requisitos de formación de los voluntarios en cuanto al conocimiento de tecnología, lo que favorece la participación de personas de muy bajos recursos que anteriormente habían vivido en la calle y que ahora ayudan en estos procesos. De este modo, el papel cumple los requisitos tecnológicos que otras herramientas más modernas todavía no alcanzan.

Gracias a la colaboración ciudadana es posible generar datos que de otra forma sería imposible obtener. La colaboración masiva puede aportar números relevantes para datificar problemas imposibles de trazar mediante sensores y que éstos no sean olvidados. La brecha de datos es un nuevo reto en nuestra sociedad que encuentra una respuesta en la acción ciudadana organizada capaz construir abordar las nuevas cuestiones que se nos plantean.

Meridian 2 vs OSM data bases

In March 2008, I started comparing OpenStreetMap in England to the Ordnance Survey Meridian 2, as a way to evaluate the completeness of OpenStreetMap coverage. The rational behind the comparison is that Meridian 2 represents a generalised geographic dataset that is widely use in national scale spatial analysis. At the time that the study started, it was not clear that OpenStreetMap volunteers can create highly detailed maps

La revolución digital es también la revolución de los datos: La ciudad se ha convertido en un espacio de producción masiva de datos en tiempo real. Y las nuevas tecnologías como el 5G y el internet de las cosas aumentarán esta tendencia: por ejemplo, el 90 % de los datos que generamos hoy día, como ciudad no existían hace tres años. Los datos se consideran como el petróleo del siglo XXI.

El gran reto es entender el valor de los datos como bien común y devolver el control a los ciudadanos. Para responder a este reto, fortalecemos el liderazgo público en la gobernanza de los datos de la ciudad:

entendiendo los datos como una infraestructura urbana, como lo son la red de suministro de agua o de energía;
tratando los datos como un bien común y poniéndolos a disposición de los procesos de innovación social y económica;
protegiendo la privacidad y la soberanía de datos de los ciudadanos.

Seguimos pensando, además, que el único ingreso legítimo puede venir del empleo. Pero ya hoy, un 20% de la sociedad vive de renta. Y otro 20% vive de servicios sociales, incluidos los niños, con sus necesidades. Los empleos que se crearán mayoritariamente no se corresponderán con la modalidad del contrato a tiempo completo y de por vida, el equivalente a la familia tradicional de papá y mamá con dos niños como dos soles. No estoy diciendo que no se genere ninguno. Tal vez en el futuro el 40% del mercado laboral corresponda a esa tipología, pero ya no será el modelo. Me encantaría que nuestros políticos hicieran una reflexión más allá, que dijeran: “Vamos a garantizar ingresos para todo el mundo y además, reconoceremos la contribución de cada ciudadano a la sociedad”.

Existen ya hoy universidades que conceden créditos a estudiantes que mejoran los contenidos de Wikipedia en el aspecto médico. Porque la mayoría de la gente, antes de ir al médico, consulta Wikipedia sobre numerosas dolencias. Así que el valor para la comunidad médica de que los contenidos de lo que la gente encuentre allí sean de calidad es muy elevado. ¿Por qué no se podría retribuir a los ciudadanos que ayudan a mejorar nuestras infraestructuras ciudadanas? Los poderes públicos tienen, si quieren, capacidad de anticipación. Pueden apoyar a los ciudadanos ayudándolos a tener infraestructuras civiles. Un año de Wikipedia cuesta 40 millones de euros. Salvar a los bancos, mucho más que 40.000 millones. Financiaríamos un montón de wikipedias. Las infraestructuras ciudadanas son más baratas que las estaciones inútiles de trenes de alta velocidad.

Ya conocemos los límites del producto interior bruto (PIB). Acompañamos a nuestra madre a alguna parte, y el PIB aguanta plano. Pero contratas a alguien para que lo haga, y el PIB sube. ¿Qué estamos midiendo? Pueden ponerse en marcha líneas nuevas mientras existen las viejas.

Empecemos a escribir una nueva constitución. Una constitución de nueva generación. Hay nuevos derechos fundamentales que no están recogidos: la propiedad de los datos, el derecho a la producción de energía, el derecho a la privacidad, el derecho a conocer cómo están programados los algoritmos que determinan la propia vida.

¿Hasta qué punto la tecnología ayuda a transformar una ciudad?
Si en una ciudad inventamos un proceso y lo documentamos en un vídeo, éste puede servir para otros lugares. Igual puede ayudar a ahorrar la inversión de diez días de formación. Es una ventaja. El tiempo de la tecnología puede acortarse. En cambio, el tiempo social no te lo ahorra nadie. El tiempo para la transformación de una plaza o de un barrio es un tiempo social, tarda lo que se tarde en hacer esa mayonesa. Exige acción local.

La Oficina [Open Data Barcelona], que es parte del Plan de Transformación Digital del Ayuntamiento que dirige la Comisionada de Tecnología e Innovación Digital, Francesca Bria, pretende el gobierno público de los datos en un trabajo en tres líneas: captación y almacenamiento, analítica y predicción, y comunicación y difusión. Es decir, el organismo captará información por sus propios medios y sensores pero también los pedirá a compañías que operan en el entorno urbano (telefónicas, energéticas y otras), los analizará y empleará para hacer con mejor tino sus políticas y los podrá a disposición de la ciudadanía, la universidad o quien los requiera.

Una oficina para «remunicipalizar la información» y convertir los datos en lo que son, un bien común.

[Sidewalk Labs] …el modelo urbanístico de Google no está tan lejos del de Blackstone (recuerdo: uno de los grandes imperios inmobiliarios del mundo) pero suma a éste la apropiación de la información, su gestión y su uso. Es decir, ya no sólo se trata de privatizar el espacio público, sino los datos que se generan en él (y en los espacios privados de cada familia y empresa que habite el barrio).

Debemos ser capaces de soñar y pensar en términos que no estén definidos por Silicon Valley. Para mí, en este punto, las empresas de tecnología son como las cadenas de comida rápida, las casas de apuestas o los casinos: crean y manufacturan una adicción que luego tiene unas consecuencias. En el caso de las tecnológicas, la distracción.

yo construiría una alternativa a Facebook con dinero ­público en vez de aceptar que la única manera de organizar las comunicaciones es a través de esta firma.

Estamos en una era en que los datos son algo en torno a lo que emergen nuevos modelos de negocio y nuevas formas de explotación.

Google quiere ser el nuevo Estado del bienestar y el nuevo partido político.