Consulta de Beneficiarios de Ayudas de la PAC

La segunda mitad del siglo XX, en pleno franquismo, fue la época de mayor construcción de vivienda en la historia de España. En solo 14 años, entre 1961 y 1975, se levantaron cuatro millones de pisos, en una operación sin precedentes. Si bien la construcción fue primero realizada por el Estado (mediante el Instituto Nacional de Vivienda), acabó, después del Plan de Estabilización de 1959 (obra del Gobierno tecnocrático formado, entre otros, por miembros del Opus Dei), siendo fiada a las grandes constructoras privadas, muchas de las cuales siguen dominando el sector.
En la posguerra, mediante el plan Bidagor, Madrid absorbe los municipios colindantes (Vallecas, Carabanchel, Chamartín, Hortaleza…) creándose el Gran Madrid. Entre 1940 y 1985 se levanta el 60% del Madrid actual. Y en 25 años la capital pasa de 800.000 habitantes a 3,2 millones, atraídos por la creciente oferta laboral en la industria y en la construcción (y a pesar de que en 1956 se promulgó una ley para impedir la llegada de extremeños, manchegos y andaluces sin dirección fija).
“Los barrios de toldo verde fueron primero ocupados por la migración interna, de otras regiones; más recientemente por la migración externa, de otros países; y ahora regresa a los barrios la gente que es expulsada de los centros urbanos, extendiendo los fenómenos de gentrificación”, explica Carbajal.
En las imágenes de Carbajal aparecen esos bares de barrio sin las ínfulas hipster del centro, bares sin adornos (no frills, como los denomina la periodista británica afincada en Lavapiés Leah Pattem), conocidos cariñosamente como bares de viejos, grasabares o bares Paco, de nombre normal y corriente como Casa Romero, El foro o La cañada. Balcones con macetas, banderas de España, camisetas tendidas, escaleras plegables, bicicletas, bombonas de butano o aparatos de aire acondicionado.
“La dictadura de Franco era un sistema corrupto y clientelar donde el régimen y los constructores se intercambiaban favores. Constructores y bancos se convierten en líderes de la economía, todavía hoy suponen un alto porcentaje del Ibex 35″. Fueron tiempos marcados por la expropiación, la recalificación, la urbanización y la especulación, sin preocupación por la calidad constructiva, lo estético o lo arquitectónico: un proceso que generó enorme riqueza para las élites urbanísticas.
Desde la década de los años veinte empieza a plantearse en España la posibilidad de incorporar la fotografía aérea a los trabajos catastrales, realizándose los primeros experimentos al respecto en los años treinta. Entre tanto, fue la iniciativa privada, representada por la Compañía Española de Trabajos Fotogramétricos Aéreos (CETFA), la que asumió el grueso de las labores fotogramétricas, trabajando de manera sucesiva para las Confederaciones Hidrográficas, la Diputación de Navarra, los Ayuntamientos, o incluso los propios servicios del Estado, el Instituto Geográfico Nacional y el Ministerio de Hacienda
Los nuevos datos del INE, relativos a 2018, revelan las brechas entre Norte y Sur del país y las desigualdades internas en las grandes ciudades
Ningún partido se opone al texto de la nueva Ley de Protección de Datos que les permite realizar y explotar bases de datos con perfiles políticos y personales
En Cuelgamuros hay 33.833 cadáveres, 12.410 de personas desconocidas, arrastrados desde casi todas las provincias de España. Son los otros muertos del Valle de los Caídos.
De Madrid hay 4.083 muertos cerca de Franco. Le siguen Tarragona con 3.902 y Zaragoza con 3.691. Luego hay 2.346 de Teruel y más de mil de Asturias, Lleida y Castellón. El mapa arroja un dato llamativo: apenas 466 cadáveres trasladados desde Andalucía, la región que acumula un mayor número de desaparecidos forzados y fosas comunes generadas por el genocidio fundacional del franquismo. O Extremadura, con apenas 127.
No constan registros de entrada desde Ourense, Pontevedra ni Santa Cruz de Tenerife. Y solo 157 de los cuerpos registrados son mujeres, según la asociación Innovation and Human Rights (IHR), que ha analizado los datos de procedencia de las 20.324 personas identificadas cuyos restos fueron llevados al Valle de Cuelgamuros. Los nombres quedaron documentados en los libros de registros de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, con ingresos anotados desde el 17 de marzo de 1959 al 3 de julio de 1983.
En 1959 fueron trasladados un total de 11.329 cadáveres. Fue el año de más actividad en las fosas. Doce meses después había otros 2.502 más y luego otros 6.608 en 1961. El teórico desarrollismo económico del país en la década de los 60 llenó algunas arcas y también el mayor osario de la guerra civil. El cementerio del Valle de los Caídos continuó acogiendo restos humanos hasta 1983.
Es necesario reivindicar nuestra memoria histórica en la gastronomía, cómo aparecieron tantas empresas y cómo desaparecieron, y entender, por ejemplo, que la revolución gastronómica que se desencadena a mediados de los ochenta, con Ferran Adrià a la cabeza, no se hubiera producido sin esos pasos previos.