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En Madrid, durante varios lustros, algunos barrios han sido objeto de controvertidos planes de rehabilitación. Estos planes no eran acompañados de las debidas medidas de control que se anticiparan y contuvieran los efectos previsibles de encarecimiento y consiguiente desplazamiento de las capas de población más vulnerable económicamente (la ahora famosa gentrificación). Tampoco aseguraban la rehabilitación de las viviendas de las personas más necesitadas, ni apostaban por la presencia de una oferta de alquiler asequible. Muy al contrario, pareciera que alentaran un proceso de revalorización de la propiedad y de apertura al mercado de nuevas posibilidades de negocio (es el caso del «Plan MadRe» del consistorio). El resultado de esas y otras operaciones liberalizadoras, centradas en la consideración de la vivienda como un negocio ha tenido efectos muy desiguales y ha impulsado un nuevo ciclo de alto rendimiento de la vivienda como inversión. Es en este caldo de cultivo donde un fenómeno global, lo que ahora llamamos turistización, ha prendido en el centro urbano.

En este artículo presentamos, con algunas figuras, la situación a la que hemos llegado. Previamente debemos advertir que los datos disponibles están muy lejos de la calidad que un tema de esta importancia requeriría, ya que no se han dedicado recursos públicos a encuestas y estudios de alcance suficiente (pese a peticiones reiteradas de agentes sociales). Algunos de estos datos pueden obtenerse de fuentes privadas como Idealista o del interesante proyecto Atlas de la Turistificación. ¿Qué nos dicen estos datos?

¿Afecta de igual modo el incremento de los alquileres en unos barrios que en otros? Para hacernos una idea podemos usar el precio medio de las ofertas de alquiler y la renta media por hogar.

Esta combinación de datos sirve para señalar algunos barrios en los que sin duda gran parte de la población no tiene capacidad para pagar los precios que se están ofertando en estos momentos. Es decir, es susceptible de ser expulsada en corto plazo.

el Ayuntamiento de Madrid anunció una serie de medidas para regular los alojamientos turísticos. Las medidas consisten principalmente en dos cosas: un plan especial urbanístico y una moratoria parcial de un año mientras se elabora.

Sabemos que afecta únicamente a suelo residencial, pero, ¿por qué? Esto significa que en las parcelas clasificadas como “de uso terciario” se podrán abrir sin problemas alojamientos turísticos…

la moratoria incluye dos cosas: no dar, de momento, ninguna licencia para hotel en edificio residencial (bien) y no dar, de momento, ninguna de las nuevas licencias urbanísticas para VUT que se definan en la nueva normativa. ¿Qué va a pasar con las VUT que existen ahora mismo o las que abran a partir de ahora? Evidentemente ahora mismo ninguna VUT tiene esa licencia. ¿Las van a cerrar todas? No parece probable. El anuncio del Ayuntamiento dice que «En los distritos en los que han quedado suspendidas las licencias, sólo podrán ofertarse desde la legalidad urbanística aquellas que ya dispongan de las correspondientes licencias».

¿Qué licencias se van a considerar válidas? Damos por hecho que las que emite la Comunidad de Madrid serán necesarias pero no suficientes. Aun esas las tienen, hoy en día, un porcentaje muy pequeño de las VUT (alrededor de un 10%), aunque la Comunidad seguirá otorgándolas. Suponemos que un porcentaje aún menor contará con algún tipo de licencia urbanística, así que, de hecho, el Ayuntamiento debería inspeccionar y cerrar la inmensa mayoría. Si la idea es tener de algún modo manga ancha con las que ya existen, ¿cómo van a saber cuáles son previas a la moratoria? Según lo que sabemos, no existe un censo municipal de VUT, ni cuentan tampoco con la colaboración de plataformas como AirBnB.

el Ayuntamiento quiere limitar las VUT para que no se alquilen más de 90 días al año. ¿Cómo se va a controlar que esos pisos no se alquilen más de 90 días?

Tampoco se entiende la insistencia del Ayuntamiento en los 90 días cuando el requisito fundamental es el segundo: que sea residencia permanente. Fundamental porque es el que realmente lo valida como economía colaborativa (se comparte un uso).

Detener la concesión de licencias es urgente y la moratoria la mejor herramienta para ello. La moratoria que queremos debe seguir dos criterios para atender la profundidad del problema: uno primero dirigido a aquellos barrios que ya estén saturados de plazas turísticas y otro para los más vulnerables al incremento de precios de las viviendas y la expulsión de vecin@s.