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Iñaki Alonso dentro de su propia casa en Entrepatios. Fotografía de Samuel Sánchez

El derecho de uso es un modelo de propiedad colectiva. Para construir el edificio se constituye una cooperativa, como se hace en otras muchas promociones, pero luego esa cooperativa se usa también para su gestión. La cooperativa es la propietaria de todo el edificio y cada uno de los miembros de la cooperativa tenemos el derecho de uso de una vivienda. Estas casas no se pueden vender, lo que evita que se especule con ellas. Cuando alguien se quiere ir, se le devuelve su aportación al capital social y entra otra persona. Es como un híbrido entre la propiedad y el alquiler, porque en el fondo si que eres propietario, aunque de una manera colectiva, y también tienes que pagar una cuota mensual [para devolver el préstamo al banco y de gastos de comunidad] que es como un alquiler, pero un 20 o un 30% más barata que los precios de mercado. Esto te garantiza una vivienda para toda la vida. No la puedes vender, pero sí la pueden heredar tus hijos.

El modelo de derecho de uso soluciona una cuestión importante, que es la protección permanente de la vivienda.

En España hoy en día solo hay un 2% de viviendas públicas de protección oficial. Se construyeron muchas más, pero con el tiempo se han ido desprotegiendo e incorporando al mercado libre. La vivienda pública tiene que ser de protección permanente, como pasa en el País Vasco. Con el derecho de uso hay una protección permanente, la gente entra y sale, pero no se desprotege con el tiempo. El modelo de vivienda en derecho de uso cumple una función antiespeculativa.

P. En su edificio de Entrepatios tienen cuarto común de lavadoras, taller compartido de herramientas, salas con cocinas colectivas. ¿Por qué es tan importante esto en el diseño del edificio?

R. Se trata de generar relaciones entre las personas. Cuando la gente baja a poner la lavadora se encuentra con otros vecinos, hay conversaciones. Aunque cada uno cuenta con cocina en su casa, tener otras compartidas ayuda a construir posibilidades de relaciones, se puede quedar a comer todos juntos. Y esto va más allá de los espacios comunes, es una cultura colaborativa, de cuidados entre los vecinos. Al final, resumiendo mucho, lo que buscamos es vivir mejor. Porque pagamos menos en energía, porque somos coherentes con nuestros principios, porque nos cuidamos entre los vecinos.