Autonomía digital y tecnológica

Código e ideas para una internet distribuida

Airbnb «not found»: queremos saber lo que pasa en nuestras ciudades

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Este artículo lo escribí en mayo de 2018 y se publicó originalmente en julio de 2018 en el blog Laaab del Gobierno de Aragón que reúne experiencias y teoría en torno a temas como la transparencia, el gobierno y los datos abiertos. El artículo forma parte de la serie Cartografiar los imposible, comisariada por Mauro Gil-Fournier.

Proyecto Efecto Airbnb de Montera34

¿Ha habido un aumento significativo de las viviendas de uso turístico en Donostia con la proliferación de plataformas digitales de alquileres turísticos como Airbnb? ¿Cómo está influyendo la proliferación de viviendas de uso turístico en el precio de los alquileres en esta ciudad? ¿Cómo está afectando este fenómeno a las distintas zonas? En definitiva, ¿Existe un “Efecto Airbnb” en Donostia? Ibai Zabaleta vive en el barrio de Egia, uno de los que más han cambiado de la ciudad en los últimos tres años, y donde se encuentra Tabakalera, antigua fábrica de tabaco reconvertida en centro de cultura contemporánea. Ibai es programador de contenidos en Hirikilabs, el laboratorio de cultura digital y tecnología de Tabakalera. Como vecino de Egia se hizo estas preguntas hace unos años al ver cómo su barrio y su ciudad cambiaban aceleradamente. Como programador de contenidos de Hirikilabs quería lanzar una nueva línea de experimentación y trabajo con datos y pensó montar un taller para aprender a analizar y visualizar datos, y por qué no analizar una cuestión actual como el de las viviendas turísticas en Donostia.

Cuando Ibai nos propuso dar un taller sobre análisis y visualización de datos sobre el Efecto Airbnb en abril de 2017, en Montera34 no conocíamos la situación más allá de las noticias que se podían leer en prensa. El Efecto Airbnb en datos en Donostia- San Sebastián fue el primer taller de la serie de talleres sobre el Efecto Airbnb y la turistificación en general que hemos coordinado desde entonces. En aquel primer taller aprendimos muchas cosas.

Podcast On Collaboration. Git y Github como ecosistema de colaboración

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On Collaboration Podcast

En junio pasado tuve la oportunidad de participar en el primer programa del podcast On Collaboration, que explora los recovecos de los colaborativo. Del sitio web de On Collaboration:

5 enfoques distintos dan forma a los 5 PROGRAMAS del proyecto. Cada programa viene estructurado mediante una serie de secciones o PÍLDORAS transversales a todos ellos, de manera que el oyente se convierte en el último engranaje y editor de contenido resultado de este proceso colaborativo que es en sí mismo On Collaboration. Tú escoges qué y cómo organizas el contenido.

El primer programa, titulado Historias de la colaboración, está comisariado por Zuloark y Juanito Jones, se puede escuchar en web de On Collaboration.

Dentro de la sección de Herramientas para la colaboración del programa, estuve charlando con Manuel Pascual de Zuloark, sobre el potencial de git y github como ecosistemas de colaboración.

Espacios de encuentro diverso

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Publicación Civic Design Course

Domenico Di Siena lanzó la primera edición del Curso de Diseño Cívico en septiembre de 2015. Entonces nos pidió a Juan López-Aranguren y a mí que le ayudásemos a coordinar el curso. Desde entonces se han completado tres ediciones y ahora se está cursando la cuarta. Sin duda es uno de los proyectos más estimulantes en los que vengo participando en los últimos años. En 2018 se ha publicado el libro Civic Design que recoge teoría, metodología y proyectos desarrollados durante las tres primeras ediciones del curso. El libro está estupendamente coordinado por Cecilia Ciancio y Maje Reig Alberola. Cecilia y Maje me pidieron un texto corto de temática libre para la sección "Thoughts" del libro, que compila voces de personas que han formado parte de la comunidad del curso con la idea de dar una visión múltiple de lo que es el curso, más que una versión única. El enfoque me parece un acierto porque encaja mucho con el espíritu diverso del curso.

El texto lo acabé escribiendo en el último momento, el 15 de noviembre de 2018. Estaba tomando notas mientras veía el vídeo de la charla que había dado David Weinberger en Medialab-Prado unos días antes, y me di cuenta de que Weinberger estaba describiendo aspectos del curso a los que yo no había sido capaz de poner palabras. Las ventajas de la procrastinación.

La versión electrónica del libro Civic Design se puede descargar libremente (PDF, 140MB) desde la página de la Civic Innovation School.

Publico aquí el texto que escribí para el libro.

Ecología, software libre y Ciudad Escuela. Sesión de Ecología a debate

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Ecología a debate es un ciclo de sesiones para abordar colectivamente temas entre la ecología y la arquitectura. Las llevan organizando Iñaki Alonso y Ana González, de la Asociación Ecómetro, desde el año 2012. El pasado 3 de febrero participé en la sesión dedicada a debatir sobre las relaciones entre software libre y ecología. Además conté el proyecto Ciudad Escuela y el sistema de reconocimiento de aprendizajes no reglados basado en los Open Badges que usamos en él.

Por qué Aaron Swartz no fue un criminal, por qué lo que hizo no fue robar

Uno de los abogados de Aaron Swartz cuenta en Boing Boing por qué no se le puede considerar un criminal. Razones que ya se contaban en el documental The Internet’s Owns Boy:

  1. Aaron hizo uso de la red de ordenadores del MIT como cualquiera puede usarla, de hecho como el MIT permite usarla: accedió a ella como invitado, navego a través de su base de datos de material académico JSTOR y descargó artículos. Esto lo puede hacer cualquiera que esté en el campus del MIT. La única diferencia es que no lo hizo manualmente, sino a través de un pequeño script que descargaba masivamente toda la base de datos.
  2. Aaron no robó ya que no quitó nada a nadie. Cada uno de los artículos que descargó de la base de datos JSTOR sigue en ella para que cualquiera siga aprovechándolos.

Como dice Dan Purcell, el abogado de Aaron, dos razones de sentido común.

La responsabilidad de los emisores de Open Badges

En El Diario, Pau Llop entrevista a Erin Knight, responsable de los Open Badge de la Mozilla Foundation. Un fragmento interesantes sobre la responsabilidad de los emisores de Open Badge, a tener en cuenta en Ciudad Escuela:

Mediante el uso de una infraestructura compartida, podemos verificar fácilmente las insignias para asegurarnos de que un emisor emitió realmente una insignia concreta y que no fue simplemente copiada del sitio o perfil de otro usuario con esa misma insignia. Así que nuestra tecnología incluye de serie una validación de bajo nivel. Sin embargo, la insignia no tiene sentido sin algo detrás de ella: aprendizaje, logros reales y alguna forma de evaluación. Cada emisor de insignias debe diseñar buenas experiencias de aprendizaje y evaluaciones sobre las que se puedan emitir ‘badges’, así que está en la mano del emisor poner controles y equilibrios para frenar las trampas y garantizar que sus insignias son representativas de lo que dicen ser.

Erin Knight: «Las insignias virtuales serán más eficaces que el CV para encontrar empleo», blog Colaboratorio de El Diario.

Me parece muy importante esta concepción de validación «de bajo nivel» de la que habla Erin. La tecnología Open Badge es segura por cómo está diseñada y construida, con un sistema de validación de las insignias que pasa por el servidor y el dominio del emisor. Erin enfatiza en la entrevista que la validez y la autenticidad de los badges depende en última instancia de la calidad del programa educativo y de los mecanismos de evaluación del emisor, que es en última instancia la validación «de alto nivel».

Sobre el juicio de las principales discográficas mundiales contra Pablo Soto

David Bravo, abogado defensor de Pablo Soto, escribe un artículo en El Diario en el que cuenta el milagro que ha sido ganar un juicio a las principales discográficas mundiales:

El toque de atención que me dejó claro que ellos jugaban en otra liga fue cuando el mismo día del juicio, EEUU aprovechó para meter presión a España diciendo que éramos el país más pirata, obviamente para crear un clima favorable a la estimación de la demanda contra Pablo. Los medios de comunicación, expertos en fingir que han picado ingenuamente un anzuelo, hicieron la relación que se demandaba de ellos y en la misma noticia en la que hablaban de la queja de EEUU hablaban también de que, precisamente, y fíjense qué casualidad, ese mismo día se juzgaba en España a un importante pirata.

Nos hemos encontrado entre las toneladas de folios con un escrito presentado por la demandante, entiendo que por error, donde tras cada pregunta a sus peritos aparecían entre paréntesis las respuestas que debían dar. Nos hemos asustado al ver que el juez que iba a resolver el recurso impartía clases en un master coordinado por el abogado contrario y en el que alguna de las cuatro discográficas demandantes era empresa colaboradora. Hemos visto cómo periódicos como El País aprovecharon la condena a The Pirate Bay para decir justo el día que empezaba el juicio a Pablo que su caso era el The Pirate Bay español.

Ahora que todo ha terminado, David Bravo.

El reconocimiento y los derechos de uso de material de terceros en las redes sociales

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Hay dos prácticas que veo a diario en las principales redes sociales: usar imágenes ajenas sin reconocer al autor y no decir a través de quién se ha llegado a una información concreta. En la primera creo que tiene mucho que ver el funcionamiento de las redes en cuestión: para que una imagen aparezca dentro de la información que se publica, hay que subir la foto a nuestra cuenta, no basta con enlazar al sitio donde la hemos encontrado. Esto hace que luego no se enlace al sitio donde la encontramos. La segunda se produce cuando se ha llegado a una información a través de algún contacto que se tiene en una red social, digamos Twitter, y se decide compartir esa misma información en otra, digamos Facebook. En este caso, cada red social funciona como un universo paralelo: en Twitter funciona la fórmula vía o v/, en Facebook el share que lleva implícito el reconocimiento. Pero algo encontrado en Twitter que se comparte en Facebook, o a la inversa, no tiene un protocolo tan claro de reconocimiento, a veces porque la fuente en Twitter no está en nuestros contactos de Facebook o no está en Facebook directamente. Ambas pueden considerarse como malas prácticas por la ausencia de reconocimiento hacia las fuentes de información. Sin entrar a valorar la gravedad del asunto, esta práctica me hace plantearme dos preguntas:

Copyright trolls

Se les conoce como copyright trolls y una parte importante de su negocio consiste en demandar a particulares, con el soporte de una potente estructura de abogados detrás: los particulares prefieren llegar a un acuerdo económico que enfangarse en un proceso legal.

Por ejemplo, la empresa Malibu Media, una productora de vídeos eróticos para internet, ha interpuesto el 38% de las demandas por incumplimiento de copyright en Estados Unidos en lo que va de 2014. Desde que empezó a demandar, allá por febrero de 2012, solo un caso ha llegado a juicio, el resto han sido arreglos económicos entre particulares y Malibu Media.

One federal judge has compared its lawsuits to an «extortion scheme» writing that many defendants, whether they committed copyright infringement or not, would rather settle than face the costs and potential embarrassment of fighting their cases. It is hard to see why anyone facing such a suit would choose not to settle: hiring a lawyer costs more than settling, and damages are exponentially higher in the event of a loss at trial. Plus, no one wants to be publicly accused of stealing pornography. To avoid embarrassment, many defendants may choose to settle before Malibu Media names them in a complaint.

The Biggest Filer of Copyright Lawsuits? This Erotica Web Site, The New Yorker.