Con motivo de la polémica en torno a las obras de ampliación del Canal de Panamá, El País publica un artículo sobre los sobrecostes en las obras de las grandes infraestructuras urbanas. Sólo con la declaración de Willie Brown, exalcalde de San Francisco, queda todo dicho:
«En el mundo de los proyectos cívicos, el primer presupuesto es en realidad una especie de anticipo. Si la gente supiera el coste real desde el principio, nunca se aprobaría nada. La idea es empezar. Ponerse a hacer un agujero tan grande que ya no hay otro remedio más que traer el dinero necesario para taparlo.» Con esas palabras intentaba explicar el porqué del incremento del presupuesto del ambicioso Transbay Terminal, un proyecto que aúna un intercambiador de transporte público con edificios de oficinas cuyo coste se ha disparado por encima de los 300 millones de dólares (221 millones de euros).
Un estudio de la Universidad de Oxford estudió en 2009 los últimos setenta años de abras en veinte países, demuestrando que «el 90% de los proyectos no consiguió cumplir el presupuesto y casualmente la desviación era siempre al alza»:
Nuestra investigación muestra que la principal causa del exceso de costes es la subestimación de costes durante la planificación del proyecto. Y las principales causas de esa subestimación son: el optimismo y la tergiversación estratégica.
El optimismo no es deliberado. Una estimación de costes optimista es baja, lo que lleva a los excesos de costes posteriores. La tergiversación estratégica es deliberada y se hace para que los proyectos se vean bien sobre el papel, para obtener la aprobación y la financiación.
Cuando el sobrecoste forma parte del plan, El País, 3 de febrero de 2014.