Autonomía digital y tecnológica

Código e ideas para una internet distribuida

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Ahora, dependiendo del color político del medio, o se buscan chivos expiatorios que canalicen la rabia y el miedo, o se ofrece un repertorio de soluciones personalizadas que se resumen en apriétese individualmente el cinturón, búsquese la vida o pase de todo y disfrute, mientras avanza la dinámica de acumulación, acaparamiento, explotación y erosión de los derechos. Es el capitalismo del desastre.

Creo que los movimientos sociales y las izquierdas institucionales se tienen que responsabilizar y actuar coherentemente con los diagnósticos que se hacen. La cuestión es ver si se puede intentar estar a la altura del momento histórico que nos ha tocado vivir.

Las mayores diferencias se establecen en torno a los ritmos y las estrategias sociales, políticas y/o electorales para lograrlo. Pues bien, no hace falta ponerse de acuerdo en todo. Pueden y deben intentarse transformaciones en todos los ámbitos. Que cada cual empuje donde crea que es más útil.

El movimiento ecologista que yo conozco ha sido capaz de aplicar en todo momento un tremendo pragmatismo utópico.

Creo, como dice Bruno Latour, que la racionalidad ecologista, que reconoce las dependencias materiales humanas y los límites, es la más necesaria en el momento actual.

Nombrar y diseccionar los problemas no es catastrofista. Hay una tendencia a confundir los datos con la catástrofe. La catástrofe no son los datos por malos que sean. Lo catastrófico es extraviar la pulsión y el deseo intenso de estar vivos, de permanecer con vida.

La economía doméstica, las pensiones, o que se pague un seguro de entierro, muestran que las personas son capaces de prever y renunciar a algunos bienes en el corto plazo para hacer menos incierto el futuro. Es catastrofista pensar que los seres humanos estamos incapacitados para desarrollar una racionalidad de la precaución y la cautela.

Pero, en mi opinión, también es tremendamente catastrofista declarar de forma taxativa que lo que sería necesario hacer para afrontar el desmoronamiento de los sistemas socioeconómicos fosilistas en tiempos de cambio climático es inviable políticamente. Es otro tipo de determinismo, que viene marcado por la falta de confianza en lo que las personas pueden comprender y construir en común.

[En Chile] Esa explosión comunitaria no surgió de la nada, sino que se condensó alrededor de pequeños coágulos de encuentro y organización previos. La lucha por las pensiones dignas, la rebelión contra los peajes de pago, la resistencia en las zonas de sacrificio, las violencias machistas, el colonialismo… De no haber existido esos pequeños tumores dentro de la normalidad, hubiese sido difícil articular un movimiento que en dos meses se atrevía a proyectar un nuevo horizonte de deseo.

The game failed. Again. Then (again!) he broke out something he and his team had created by accident while making the game.

Yet Slack’s well-designed chat function is a trojan horse for bigger ideas. Its ambition is to become the hub at the center of all your other business software. It ties in to many of the applications you use at work: Dropbox, Google Apps, GitHub, Heroku, and Zendesk to name a few. Once they’re all connected, it can keep track of most everything you do with them. Most importantly, it’s got killer search built right in. «Right now, your data ends up a little bit in Twitter, a little bit in Zendesk, a little bit in GitHub,» Stewart says. «Slack is the one mutual platform where all those things come together. That’s the longer-term thinking.»

And then there’s email. Slack doesn’t support email! For an all-in-one corporate communications system, this is an omission as large as a tech bro’s ego. (Email integration is in the works, Stewart says.)

Cal added the last touch: a way to upload images via email, so you could share pix from a mobile phone. The demo blew everyone’s mind. By the time they walked out of the room at ETech, Flickr was famous.
The service pioneered a cocktail of features that we would come to associate with the Web 2.0 era—the transition period when the world moved from largely static web pages to ones that act more like interactive applications. Although Delicio.us was the first major service to introduce what came to be known as tagging, Flickr took it mainstream.

But its power move was something called an open API. To see just how far we’ve come, nobody who is anybody even uses the term «open API» anymore. It’s just API, now. But prior to Flickr, websites’ application programming interfaces—or the set of rules that govern how a program can interact with something in a database—were typically reserved as internal tools. Flickr threw open the doors and let anyone on the Internet prong into its API, the first big service for consumers to do so. It was a philosophical statement: Our data is better when we let other people do things with it. This is accepted gospel now, but at the time it was a new and radical notion.

Chromoly is a chrome-alloy steel with a medium carbon content and .8% – 1.1% molybdenum for strength. It is a steel that is stronger than carbon steel (more commonly used in bike manufacturing), so we can use thin wall tubing, giving you a lightweight frame that will last through years of riding.

captura de pantalla de commutometer.com

Commutometer uses data openly shared by public transport agencies. If your bus is missing, your agency might not be sharing its data.

Tendemos a juzgar cómo nos va en comparación con los que nos rodean, o en comparación con nuestro propio pasado reciente, no en comparación con puntos de referencia abstractos o generaciones anteriores.

Y muchos de los cambios positivos tienen que ver con la prevención. Nadie se da cuenta de las guerras que no ocurren, de los miembros de la familia que no fallecen a causa de una enfermedad, de los niños que no mueren en la infancia.

Poundbury Walkability index

The Walkability Index is a tool that allows existing places to be benchmarked and new proposals to be objectively tested in terms of whether they deliver car-dependence, with its associated problems – or walkability, with the social, economic and environmental benefits found in walkable places.

The location of everyday land uses – shops, offices, schools and healthcare facilities – has important effects on our movement choices: whether we reach them by walking or cycling, catching a bus or going by private car.

Sometimes there is no choice: low density, monofunctional housing estates create car dependence. This is not only harmful for the environment but damaging to our mental and physical health. Car-dependency influences obesity and loneliness. In contrast, walkable places are healthy and sociable places.

Many CCR fans may be unaware, that Fogerty‘s bandmates; bassist Stu Cook, drummer Doug “Cosmo” Clifford and Fogerty‘s older brother, rhythm guitarist Tom Fogerty, until CCR’s final album, contributed nothing to the band in terms of music, lyrics, production, mixing and arrangements of songs. Without John Fogerty, Creedence Clearwater Revival was nothing, according to Fogerty.

While that may sound like a self-inflated opinion, it is probably more of an objective fact.

Hablo de la nostalgia y eso es más fuerte hoy que nunca. La situación económica nos ha moldeado como la generación que más se refugia en el pasado. Fuimos la generación con la infancia más acomodada y nos encontramos con un mundo que no está interesasdo en lo que quieran o puedan aportar los jóvenes. Las empresas no quieren formarlos ni contratarlos. Somos el caso inverso de nuestros padres. Ellos partieron de una infancia dura y, a medida que fueron creciendo, se encontraron un mundo mucho más receptivo y abierto a lo que los ellos pudieran construir. Mis padres no hablan de su infancia con nostalgia. Nosotros con 20 años ya parecíamos viejunos, recordando nuestra Game Boy.

…se empieza encadenando carreras y másteres y se acaba en la treintena con un currículo de primera sin haber trabajado nunca. Eso es peligrosísimo. Pierdes el tren. Tu visión del mundo real está completamente deformada. Nos falta trabajar desde los 16 años. Aunque sea en un bar de mierda pero que te enseñe lo que es tener un jefe despótico que te putea y tener que llegar a tu hora y responder por tus responsabilidades y todo a cambio de dos míseros euros. Así empiezas a definir lo que no quieres en la vida. Empezar a hacer elecciones ayuda más.

Hace 22 años, Manu Chao pasó la navidad en Colombia a bordo del Expreso del Hielo, un tren que recorría las vías abandonadas que conectan a Santa Marta con Bogotá. Lo acompañaba un tropa de cirqueros, artistas y músicos; franceses, españoles, argentinos, brasileros, italianos y colombianos que, con la ayuda de un dragón mecánico que escupía fuego y una máquina de nieve artificial hecha en la Universidad Nacional, ofrecieron espectáculos gratuitos en Aracataca, Bosconia, Barrancabermeja, La Dorada y Facatativá.

In light of a recent German court case, which fined a website owner for violating the GDPR by using Google-hosted webfonts, WordPress.org’s themes team is updating its recommendations for hosting webfonts. Most theme authors have been enqueuing Google Fonts from the Google CDN for better performance, but this method exposes visitors’ IP addresses.

“The themes team strongly encourages the theme authors to update their themes,” Themes Team representative @benachi said in a recent announcement. “We recommend updating by switching to locally hosted webfonts. Luckily Google Fonts can be downloaded and bundled in a theme. Bundled font files allow users to host webfonts locally and comply with GDPR.”

Many movements throughout history have looked to an imagined past, and indeed actively constructed an idea of the past, in order to envision a better future. And often there’s a lot of political utility in making people feel as if they’ve lost something—a set of rights, a set of freedoms—that they now need to reclaim. Even if it’s not entirely clear if those rights or freedoms existed.

It’s also important to point out that internet nostalgia is a constant of internet history.

What if we could feel nostalgic not really for those previous eras of the internet that the onward march of privatization has obliterated—whether GeoCities or Myspace or even farther back—but what if we could feel nostalgic for the missed opportunities, for the forks in the road that could have gone a different way, for the the points in history in which privatization was deepened when the internet could have evolved in a different channel? Then perhaps nostalgia could be an aid to the social movements that will be necessary in order to deprivatize and democratize the internet.

We use the internet in the privacy of our bedrooms, or in the glow of our smartphones. What if our experience of the internet could be a more collective one, and one that brought us into relationships of solidarity and mutual support with other people in our community? So to that end, I think what the Equitable Internet Initiative is doing could provide a promising starting point for thinking about connecting differently through the internet.

Nadie más adecuado para hablar de modelos de negocio en Internet que alguien que ha conseguido montar un negocio sostenible durante 13 años en un sector donde nadie más lo ha conseguido desde 2006: la prensa española.

Kike Garcia de la Riva, Co-Fundador de ElMundoToday (un medio sin banners publicitarios) nos hablará de las claves de su Éxito/Supervivencia
¿Qué podemos aprender de su experiencia para vivir de lo que hacemos en Internet?

«El éxito moderado se puede explicar por las habilidades y el trabajo. Un éxito enorme sólo es atribuible a la suerte»
(Nassim Nicholas Taleb)

Diagrama circular en el que se muestran en la mitad superior privilegios y en la inferior opresiones

La interseccionalidad es un enfoque que subraya que el sexo, el género, la etnia, la clase o la orientación sexual, como otras categorías, están interrelacionadas. La categoría interseccionalidad explica, por ejemplo, cómo el racismo y el sexismo interactúan creando múltiples niveles de injusticia social, es decir, una doble discriminación. La experiencia interseccional es mayor que la suma del racismo y del sexismo o de la misoginia y el clasismo. Es el estudio de las identidades sociales solapadas o intersecadas y sus respectivos sistemas de opresión, dominación o discriminación. La teoría sugiere y examina cómo varias categorías biológicas, sociales y culturales como el sexo, el género, la etnia, la clase, la discapacidad, la orientación sexual, la religión, la casta, la edad, la nacionalidad y otros ejes de identidad interaccionan en múltiples y a menudo simultáneos niveles. La teoría propone que se debe pensar en cada elemento o rasgo de una persona como unido de manera inextricable con todos los demás elementos, para poder comprender de forma completa la propia identidad.​ Este marco puede usarse para comprender cómo ocurre la injusticia sistemática y la desigualdad social desde una base multidimensional.4 El término fue introducido formalmente en las ciencias sociales por la jurista afrodescendiente Kimberlé Crenshaw en 1989 y permite ver la interacción e intersección de los distintos sistemas de opresión y sus consecuencias para los derechos humanos de las mujeres.5

No quisiste pasar a lo digital. Tampoco tienes Twitter ni redes sociales. ¿Es una cuestión ludita o antitecnológica?

Yo sigo haciendo mis cosas a mano, pero no soy ludita en absoluto. El que está contra la historia es medio bobo. Hay tanta creatividad ahora con los ordenadores como la hubo en su día con el cúter. Y el cúter no va a desaparecer jamás. Como no va a desaparecer el libro en papel o la pasión de las personas por manipular las cosas, en el mejor sentido de la palabra: por usar las herramientas, oler las pinturas… Tampoco va a desaparecer el coleccionismo y comprar un libro es una forma de coleccionismo. E insisto: en mi caso no hay ningún tipo de pena, no es que alguien nos quitara de en medio, nos quitó de en medio la historia. Si te quita el alcalde de Madrid, es una canallada, pero si es la historia, bienvenido sea.

…yo además los bares ya no sé usarlos. No conozco la mecánica. Por ejemplo, ya no sé si hay que reservar para comer. Porque oigo que todo el mundo reserva y yo nunca he reservado. Cuando yo tenía una vida urbana, no me cabía en la cabeza vivir en un sitio que no fuera Madrid, no quería vivir en un sitio más pequeño, y yo nunca reservé. Ahora no sé si me quedo en la barra o tengo que sentarme, si te viene el camarero o no te viene. La gente además paga con tarjeta y yo no tengo tarjeta. Pagas con dinero y te miran raro. Es como si me hubiera convertido en un verdadero paleto y no está nada mal. Me acuerdo una vez que estuve en Londres y fui a un club donde tenían una sala en la que no podías estar de pie. Una norma absurda. Estaba Jim Jarmusch, que es un gilipollas, rodeado de tías y tomando zumo de tomate. Hace falta ser pringado (risas). Pues el rollo es que eso ha llegado aquí y yo ya no sé cómo se hace. O el otro día me enteré de que cuando coges un autobús en Madrid ya no puedes pagar con dinero al conductor. Esa secuencia tan normal de pagar agarrado a la barra. Se acabó. Es un despelote.

Hoy nos acompaña Simona Levi, una de las 25 personas que están dando forma al futuro según la revista “Rolling Stone”, para hablar de una de las características más básicas de las organizaciones: su tamaño.

Casi todos estamos de acuerdo en que la razón tras cualquier intento de organización es hacer algo, pero ¿Es inutil intentar cambiar nada sin la concurrencia de las masas como sugirieron diferentes corrientes políticas del s.XX o son los pequeños grupos decididos, insistentes y comprometidos los que cambian el mundo?

¿Qué límites impone la naturaleza, la sociedad y la cognición a la escala de nuestras organizaciones? En definitiva ¿cuantos tenemos que ser para hacer algo?

Pantallazo del juego 0 A. D.

0 A.D. (pronounced “zero-ey-dee”) is a free, open-source, historical Real Time Strategy (RTS) game currently under development by Wildfire Games, a global group of volunteer game developers. As the leader of an ancient civilization, you must gather the resources you need to raise a military force and dominate your enemies.

The Lab Book cover

Despite their sudden visibility due to the burgeoning of the digital humanities, media labs have a surprisingly long history. As part of the historical avant-gardes, media arts labs were the sites where the new materials and aesthetics of technical modernity were developed. They often share a common ideology, tied not just to the neoliberal drive to privatize, innovate and disrupt, but to long-standing modernist ideas about creative destruction, quantification and the value of scientificity. The Lab Book will thoroughly document and explicate this significant cultural force.

Gender is one of the most pervasive and insidious forms of inequality. For example, English-language Wikipedia contains more than 1.5 million biographies about notable writers, inventors, and academics, but less than 19% of these biographies are about women. To try and improve these statistics, activists host “edit-a-thons” to increase the visibility of notable women. While this strategy helps create several biographies previously inexistent, it fails to address a more inconspicuous form of gender exclusion. Drawing on ethnographic observations, interviews, and quantitative analysis of web-scraped metadata, this article demonstrates that biographies about women who meet Wikipedia’s criteria for inclusion are more frequently considered non-notable and nominated for deletion compared to men’s biographies. This disproportionate rate is another dimension of gender inequality previously unexplored by social scientists and provides broader insights into how women’s achievements are (under)valued.

Have no doubt that these policies would have a profound impact on child health. Advertising restrictions work. A recent peer-reviewed study by the London School of Hygiene & Tropical Medicine showed that thanks to the mayor of London’s junk food advertising restrictions on the capital’s buses and tube trains, families are now buying 1,000 fewer calories a week from food that is high in fat, salt and sugar.

The evidence could also not be clearer that policies that are good for child health can also be good for business. Before the Transport for London advertising restrictions came into force two years ago, the advertising and food industries were saying they would be hit hard and advertising revenues would tumble. What actually happened? Food companies simply started advertising their slightly healthier products and TfL advertising revenues actually increased by £2.3m that year.