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Durante muchos años fue complicado. Cuando decías al principio lo de la abundancia… pues ni mucho menos. Ha sido un camino de perseverancia y muy accidentado, en el que a pesar de eso he conseguido hacer algunas cosas. Tener un hijo es hacer lo que sea con la mano derecha atada a la espalda y con lo que te sobra de tiempo y de energía llevar tu carrera.

También es que la única forma para mí de no volverme loca es conseguir darle forma a una canción. El momento de hacer una canción es el único momento en el que no me siento perdida, el único momento en el que tengo la sensación de tener el control, de poder hacer algo desde el principio hasta el final yo sola. Es increíblemente curativo. La manera en que consigo engarzar las cuentas de mi vida y dar un cierto sentido a todo es cuando lo voy cosiendo en forma de canciones. No sé en qué más cosas puedes tener esta sensación. Si tú cultivas tu tierra y llegas hasta el día de la recolección y lo has hecho todo tú, debes de tener la misma sensación de plenitud. No sé en cuántas profesiones se puede tener esa sensación, pero la música es una de ellas. Por eso es un oficio, algo que te da de comer, pero sobre todo es algo que justifica tu existencia.

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