Hace unos meses estuvimos hablando de la relación entre ecología y software libre en una de las sesiones Ecología a debate que organiza la Asociación Ecómetro, de la que soy miembro.
Sobre este tema, leo una idea muy interesante en una entrevista que hicieron a Dawn Danby, responsable del Autodesk Sustainability Workshop, durante el encuentro POC21: ya que el software libre está pensado para ser infinitamente copiado, es importante pensar en las consecuencias ecológicas de su fácil ‘replicabilidad’; y quizás más cuando hablamos de hardware libre, ya que multiplica átomos y no bits.
Al desarrollar un proyecto que pensamos para ser copiado, como buen hardware y software libre, es importante integrar desde la fase de diseño una mirada ecológica: pensar en que los componentes electrónicos sean reparables, desmantelables y no contengan sustancias tóxicas; calcular su vida útil y saber identificar técnicas de obsolescencia programada; optimizar el consumo energético…
Desde la Asociación Ecómetro desarrollamos herramientas para mediar la ecología en los proyectos de arquitectura. ¿Deberíamos empezar a mediar la ecología en los proyectos de hardware y software libre? ¿Alguien lo está haciendo ya?
4 comentarios
Algo similar a lo que cuentas lo está haciendo Fairphone, especialmente con su nuevo modelo de móvil, el Fairphone 2, que tiene una arquitectura que si bien no es modular (ver post oficial, está pensada a partir de módulos reemplazables con vistas a la reparabilidad e, incluso el «upgrade», aumentando la vida útil del teléfono, lo cual implica no solo generar menos residuos sino una reducción drástica en la fabricación de componentes. Por si esto no fuese poco, además, en la obtención de materias primeras (sobre todo en el Talantum), fabricación y ensamblaje final se han tenido en cuenta criterios sociales al elegir los partners, haciendo todavía más redonda la sostenibilidad del producto.
En mi opinión, y así se lo he hecho saber en repetidas ocasiones, lo único que la falta al proyecto para que sea redondo es que el Sistema Operativo sea libre. Y eso, en mi opinión, pasa porque o bien que se puedan instalar otros sistemas operativos libres (Ubuntu, Firefox OS…) o bien que las modificaciones que haga Fairphone sobre la versión libre de Android sean totalmente abiertas. Esto es algo que no han podido conseguir en su primera versión del teléfono por culpa del chipset propietario utilizado, pero espero que pueda solucionarse en su segunda versión. Me consta que están trabajando en ello.
Gracias por el aporte Carlos.
Fairphone se toma en serio los aspectos ecológicos de su producto. Y no es tan difícil creo yo: es diseñar los teléfonos como cualquier otro ordenador, con módulos estándares de cada tipo: memoria, disco duro, pantalla… de manera que sean intercambiables entre distintos modelos y marcas.
Quizás aún es pronto. En el caso de los ordenadores personales tuvieron que transcurrir unos años hasta que se establecieron esos estándares. Con los teléfonos pasará lo mismo en un futuro próximo.
Hola de nuevo, Alfonso
Por otra parte, al volver a leer el artículo, no deja de llamarme la atención que Dawn Danby hable de la sostenibilidad del software, pues es algo intangible y no diré que no consume energía (podríamos imputarle el coste energético o de recursos necesarios para hacer el ordenador que se usa para generar el software) pero no sé si es muy pillado por los pelos. Por otra parte, sí que estoy totalmente de acuerdo en que la informática, como hardware o soporte físico, tiene una huella ecológica importante y que el hecho de aplicar estandarizaciones puede reducir considerablemente estos costes.
Saludos y gracias por traer a cuento un tema tan interesante y normalmente olvidado como este a la vez que aportas un motivo más para defender la cultura abierta.
Es cierto que si se habla exclusivamente de software no hay mucha consecuencia ecológica por el hecho de que se copie. Pero la idea interesante para mí es que la filosofía de lo libre, que empieza con el software, cuando llega al hardware, aplica en a «lo físico» el mismo potencial reproductivo con consecuencias ecológicas más importantes.
Y por último, ya que somos los ciudadanos organizados, y no solo empresas como antes, las que tienen la capacidad de producir en grandes cantidades, es emocionante pensar que tenemos la capacidad de hacer diseños ecológicos, que está en nuestras manos.