El problema de subcontratar el pensamiento crítico
el pensamiento crítico es algo que los ciudadanos deben desarrollar individualmente, mediante una educación adecuada, la difusión de prácticas y herramientas que permitan verificar la información, y el desarrollo de hábitos saludables a la hora de informarse que defiendan la necesidad de la pluralidad de fuentes. Sustituir los libros de texto en las escuelas por procesos individuales de búsqueda y cualificación de información, desarrollar habilidades en ese sentido a lo largo de todo el curriculum educativo, y no pretender nunca que la verdad está en una sola fuente son formas de adaptarse a un entorno que, sin duda, está aquí para quedarse, y que requiere el desarrollo de nuevas habilidades.
Por contra, tratar de hacer que los ciudadanos subcontraten su pensamiento crítico a los criterios de un tercero, sea su gobierno, una plataforma social o cualquier otro organismo, es una forma de dar la batalla por perdida antes de iniciarla