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Cuento de Navidad

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En Navidad los comercios suben los precios más que la media del resto del año. En consecuencia las familias con menor poder adquisitivo tienen más problemas que durante el resto del año para llegar a fin de mes. Debido a esta situación y a las connotaciones solidarias que se asocian a estas fiestas, se multiplican las ayudas para repartir alimentos. Lo leo en una noticia de ADN del 17 de diciembre, Navidades más solidarias.

En el primer capítulo del libro Después de los urbanistas, ¿qué?, Robert Goodman hace un análisis de los años inmediatamente posteriores a la Guerra de Vietnam en Estados Unidos. A nivel político, Nixon proclamó una voluntad de dedicarse a resolver problemas dentro de sus fronteras, fundamentalmente urbanos. A nivel económico, muchas corporaciones tenían que preocuparse de reorientar sus negocios, basados durante la última década casi en su totalidad en la guerra.

Lo que las corporaciones están buscando ahora es «los dividendos de la paz», que pueden llegar a incluir una parte sustancial de los fondos gubernamentales dedicados a resolver el problema urbano. [p60-61]

El problema que detecta Goodman es que los problemas que llegan a resolverse lo hacen porque reportan un beneficio a las empresas que trabajan en esta acción social.

… sólo adoptarán los planes programáticos del gobierno cuando los vean como una posibilidad de sacar de ellos la combinación adecuada de relaciones públicas, protección contra la revoliución y, especialmente, beneficios. Así es como, si la industria llega a ver beneficio, por ejemplo, en los programas de educación de los pobres (particularmente, por los subsidios estatales que traen consigo) […] los pobres llegarán a recibir algún tipo de educación, por aquella patrocinada. Si, por el contrario, les resulta más fácil a las corporaciones el conseguir sus beneficios construyendo carreteras, ése será el producto social que los pobres y el resto de la población, probablemente, obtendrán. [p61]

Las empresas en los Estados Unidos de los setenta aprovechaban problemas sociales para hacer dinero porque el negocio de la guerra se estaba acabando. No me parece mal que las empresas hagan dinero; me parece peligroso que ciertas necesidades se cubran o no en función del beneficio que producen.

Hoy día, quizás los problemas sociales no reportan ya el beneficio suficiente. Quizás generar más problemas y luego invertir en su resolución es el siguiente paso: subir los precios de los productos de primera necesidad para luego incrementar su volumen de donaciones porque hay mucha más gente que no llega a fin de mes. El resultado es un aumento en la facturación con la subida de precios, y un aporte importante a las políticas de reputación corporativa con el incremento de las donaciones.

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