Autonomía digital y tecnológica

Código e ideas para una internet distribuida

Linkoteca. Javier del Pino


Carlos tenía unos elementos que yo creo que eran únicos y siguen siendo únicos. Primero es que él no entendía por qué estaba allí. Él tenía siempre un concepto autodestructivo de sí mismo. Pensaba que había caído por ciertas confabulaciones del destino en la dirección de Hora 25 , pero que era un lugar en el que él no tenía que estar. Él tenía que estar en su barrio de Canillejas o trabajando en otras cosas. Eso le proporcionaba una visión muy escéptica de todo lo que hacía. Todo lo que veía a su alrededor lo veía a través del prisma de alguien que no se considera tan importante. Yo creo que es uno de los grandes errores de los informativos actuales, que es pensar que somos importantes. Si tú te pones en un lugar mucho más humilde e intentas entender la información al mismo tiempo que el oyente, situándote en su mismo plano, vas a generar una empatía. Y esa empatía la hemos perdido, quitando Carlos que era magnífico, porque le estaba diciendo al oyente: yo soy uno de los vuestros, yo soy como vosotros. Y a eso encima le añadía un sarcasmo de barrio periférico madrileño que te ayudaba no solo a entender lo que te estaba contando sino a divertirte con lo que te estaba contando. Estuvimos siete u ocho años trabajando codo con codo y creo que parte de mi concepto escéptico sobre el periodismo se lo debo a él.

El programa está perfectamente diseñado además para que los contenidos vayan de lo más complicado hacia lo más sencillo, al tiempo que acompañan al oyente en su sábado por la mañana y en su domingo por la mañana. Y son días muy diferentes. Los sábados son días de euforia, donde te levantas sabiendo que te queda todo el fin de semana por delante. Los domingos son días de mayor meditación y de mayor tranquilidad, y los contertulios también se ajustan a eso. Todo está pensado siempre teniendo en la cabeza a la persona que está al otro lado de la radio. Nunca pensamos en nosotros, pensamos en ellos.
…el programa tiene dos espinas dorsales, una es la información y otra es la música, que está empleada para emocionar, para subrayar, para ilusionar…

En este sentido, Iván Oriola, tratando de profundizar en la razón última que le hizo regresar de su querido Washington, en el que mantiene casa, y sobre todo amigos, y al que regresa a menudo, le pregunta por el proceso que siguieron con él para ponerle el caramelo en la boca. “En realidad, la idea fue de un director general que ya no está, desgraciadamente falleció poco después, Alejandro Nieto, que quería desde el principio que me incorporara a Madrid, en realidad, quería cambiarlo todo. Y me dejó la oferta encima de la mesa. En mi contrato de entonces me respetó una duración de un año, transcurrido el cual, regresaría a Estados Unidos. Creo que luego fue Lluís Rodríguez Pi el que orientó el programa hacia el fin de semana, donde se podía innovar mucho más libremente que entre semana, donde hay muchas más servidumbres.

Elegí el periodismo -le comenta a Iván Oriola- porque quería una profesión donde pasármelo bien, y poder viajar, que me encanta. Y las dos cosas me las ha proporcionado

Esto me recuerda que me contó no hace mucho Eduardo Mendoza que lo que más le gusta en la vida es ser extranjero. Ha vivido un tiempo en Nueva York como traductor y en Londres, y esa sensación que tú describes es la más confortable. Yo sumaría una cosa más, lo dice un buen amigo mío americano que se llama Simon Blinder. Dice que como extranjero tengo derecho a actuar con total impunidad. «You can get away with anything», me decía, «te lo van a perdonar todo».

…que tú como corresponsal seas un poco la experiencia vicaria del lector o del oyente en el país en el que estás. Entonces, tú cuentas un poco tu vida a través de las crónicas y, entonces, el lector va a entender mucho mejor lo que está pasando, porque son tus ojos los que lo están viendo. Saben que tú eres un padre de familia, que tienes una determinada edad, que llevas un determinado tiempo y conocen un poco tu contexto. Y yo creo que los mejores corresponsales que ha tenido este país son aquellos que han conseguido crear un personaje con su propia estancia en ese país.

Estados Unidos es por ejemplo un país en el que el fracaso está bien visto y forma parte de tu aprendizaje, pero un español en su currículum nunca escribiría los fracasos que ha tenido. Por ejemplo, que montó una empresa, contrató a cuarenta personas y tuvo que acabar cerrando porque no consiguió inversiones, no lo pondría nunca. Un americano lo pone, porque significa que ha emprendido, ha creado algo que luego no ha funcionado, pero que lo ha intentado, y entonces lleva esa forma de aprendizaje y lleva eso consigo. El fracaso forma parte de la llegada hacia el éxito. Es una etapa, y por eso el fracaso es siempre bienvenido. A los niños americanos, cuando hacen algo mal, siempre les dicen: «No, esto está mal, pero no importa, porque de esto has aprendido y tienes que cambiar esto», o sea, les están enseñando a aprovechar ese fracaso para seguir subiendo.

Yo vivo cada día pensando que estoy en un paréntesis, y puede serlo o no serlo, pero tengo la sensación de que yo seguramente volveré allí más pronto que tarde, que estoy aquí de paso. Hasta el punto de que incluso en nuestra casa en España hay cosas que no hacemos porque, si crees que mucho más no vas a durar, para qué vas a pintar el pasillo. Lo dramático es que es la misma sensación con la que llegué a Washington de corresponsal, y lo que me pasará cuando mis hijas escojan —seguro que pasa— países diferentes para vivir. Así que creo sinceramente que esa es una sensación con la que voy a vivir el resto de mi vida: la sensación de que, esté donde esté, es temporal.

Nosotros hemos hablado de lo bien que se siente uno siendo extranjero, una sensación muy agradable, pero, claro, somos extranjeros de piel blanca en un país donde también hay blancos, somos extranjeros bien tratados. Para mí una de las cosas más maravillosas que me ha enseñado Estados Unidos es que allí, cuando quieren saber de dónde eres, te lo preguntan de una manera que es absolutamente integradora, te preguntan: «Where are you from originally?», de dónde eres originalmente, ellos asumen que tú eres americano, aunque tengas un pequeño acento, aunque sepan que vienes de otro lugar, ellos dan por hecho de que tú eres americano. Pero claro, nosotros somos de piel blanca. Imagínate que tú eres pakistaní en Roma, hubieras sido tratado de otra manera muy diferente.

Este podcast resulta imprescindible para entender la trayectoria del profesional de la radio española que más la está cambiando. Que está introduciendo más elementos que la están poniendo al día. “Con la música, por ejemplo, no he hecho más que recuperarla del olvido, de la marginación a la que la sometió la radio hablada durante mucho tiempo. Si se hablaba de dinero, programaban el ‘Money’ de Pink Floyd, y no salían de ese bucle. Y no la respetaban, la pisaban, cortaban los compases, no se emitía el tema entero. Y yo creo que la música forma parte esencial de la narrativa radiofónica”, concluye, a modo de sentencia.