Javier del Pino: «Diría que mucha gente fuera de León no sabe lo que pasa con el debate de la automomía»
Carlos tenía unos elementos que yo creo que eran únicos y siguen siendo únicos. Primero es que él no entendía por qué estaba allí. Él tenía siempre un concepto autodestructivo de sí mismo. Pensaba que había caído por ciertas confabulaciones del destino en la dirección de Hora 25 , pero que era un lugar en el que él no tenía que estar. Él tenía que estar en su barrio de Canillejas o trabajando en otras cosas. Eso le proporcionaba una visión muy escéptica de todo lo que hacía. Todo lo que veía a su alrededor lo veía a través del prisma de alguien que no se considera tan importante. Yo creo que es uno de los grandes errores de los informativos actuales, que es pensar que somos importantes. Si tú te pones en un lugar mucho más humilde e intentas entender la información al mismo tiempo que el oyente, situándote en su mismo plano, vas a generar una empatía. Y esa empatía la hemos perdido, quitando Carlos que era magnífico, porque le estaba diciendo al oyente: yo soy uno de los vuestros, yo soy como vosotros. Y a eso encima le añadía un sarcasmo de barrio periférico madrileño que te ayudaba no solo a entender lo que te estaba contando sino a divertirte con lo que te estaba contando. Estuvimos siete u ocho años trabajando codo con codo y creo que parte de mi concepto escéptico sobre el periodismo se lo debo a él.