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Durante muchos años fue complicado. Cuando decías al principio lo de la abundancia… pues ni mucho menos. Ha sido un camino de perseverancia y muy accidentado, en el que a pesar de eso he conseguido hacer algunas cosas. Tener un hijo es hacer lo que sea con la mano derecha atada a la espalda y con lo que te sobra de tiempo y de energía llevar tu carrera.

También es que la única forma para mí de no volverme loca es conseguir darle forma a una canción. El momento de hacer una canción es el único momento en el que no me siento perdida, el único momento en el que tengo la sensación de tener el control, de poder hacer algo desde el principio hasta el final yo sola. Es increíblemente curativo. La manera en que consigo engarzar las cuentas de mi vida y dar un cierto sentido a todo es cuando lo voy cosiendo en forma de canciones. No sé en qué más cosas puedes tener esta sensación. Si tú cultivas tu tierra y llegas hasta el día de la recolección y lo has hecho todo tú, debes de tener la misma sensación de plenitud. No sé en cuántas profesiones se puede tener esa sensación, pero la música es una de ellas. Por eso es un oficio, algo que te da de comer, pero sobre todo es algo que justifica tu existencia.

¿cómo unas prácticas tan fundamentales para la reproducción humana como gestar, parir y dar de mamar son tan menospreciadas? A partir de esta mirada tenemos que repensar todo ello.

La maternidad es un hecho que nos incumbe a todos, no es una responsabilidad individual. Es una responsabilidad colectiva.

No se puede abordar la maternidad comprando ese discurso que dice que la maternidad es un lastre, como si la maternidad fuera el problema, cuando el problema es el mercado y este sistema.

La rebelión de las feministas de los años 60 y 70 fue necesaria porque la maternidad, a lo largo de los siglos, ha sido utilizada como instrumento de control del cuerpo de las mujeres, pero en este rebelarse también se cayó en un cierto discurso antimaternal, antirreproductivo.

A las mujeres además nos han vendido una maternidad de color de rosa, un postparto de película en el que a los dos días la madre está perfecta a nivel físico y emocional, y es una gran mentira. La maternidad implica muchas contradicciones, cambios en la relación de pareja, en cómo conciliar o cómo encajar esa maternidad con el ámbito personal y profesional. La maternidad es todo menos fácil y de ahí que sea vivida con tanta culpa por las mujeres.

la derecha es quien más ha hecho bandera de la maternidad y la familia. Sin embargo, lo hace desde un punto de vista reaccionario, apelando a una maternidad que es utilizada como instrumento de control del cuerpo de las mujeres. Y además, lo hace de una manera totalmente hipócrita, porque nos dice, a las mujeres, que tengamos criaturas pero promueve unas políticas socioeconómicas contrarias a la crianza, una políticas que nos dificultan poder tener hijos, ya que precariza el mercado laboral, recorta en servicios públicos, permite la especulación inmobiliaria. La izquierda debería desenmascarar esa supuesta promaternidad de la derecha con un discurso propio, feminista y emancipador.