Si en un primer momento, las redes sociales permitieron la autoorganización de miles de personas contra sus gobernantes y contra las finanzas internacionales, ahora parece que escándalos como el de Cambridge Analytica nos dibujan un futuro quizá no tan complaciente. ¿Seremos capaces de usar la tecnología para construir un mañana post-capitalista o será usada en nuestra contra como una forma de control social?