Autonomía digital y tecnológica

Código e ideas para una internet distribuida

Linkoteca. Amalio Rey


Cuando hablo de “innovación pública” se me ocurre subdividirla en dos grandes ámbitos, que hay que diferenciar bien: 1) Servicios a la ciudadanía: Creación y mejora de políticas, productos y servicios de impacto directo en la ciudadanía, 2) Procesos internos: Mejora de procesos y políticas de gestión internas dentro de la administración. Partiendo de esta primera taxonomía más genérica, quiero proponer una forma de clasificar las innovaciones públicas en 6 tipos. Cualquier entidad del sector público debe cuidar y fomentar innovaciones en las seis categorías que voy a describir, buscando una adecuada diversidad entre esas formas de innovar:

1.) De servicios (servicios): Creación o mejora de servicios públicos. Se crea o mejora el “producto” final que recibe y percibe la ciudadanía.

2.) De procesos (flujos): Cambios en los flujos de los procesos que transforman el modo en que se trabaja internamente.

3.) De cultura y gestión del personal público (personas): Cambios en las políticas de gestión de las personas que trabajan dentro de la Administración para mejorar su actitud y aptitud.

4.) Organizativa (estructuras): Modificaciones en los organigramas, las estructuras organizativas y los modelos de liderazgo.

5.) De marco administrativo interno (normas): Modificaciones en el marco regulatorio administrativo interno para simplificar procesos y liberar la creatividad en el funcionariado.

6.) De políticas públicas (legislación): Cambios en la producción legislativa y en el diseño de políticas públicas.

Insisto mucho en que los datos sean recogidos realmente en un Trabajo de Campo en vez de sacar conclusiones basadas en los prejuicios que ya tenían antes de realizar la investigación.

En mi post “Cuando importa más el proceso” doy varios argumentos para justificar por qué prefiero el trabajo amateur de las personas implicadas en el reto, en vez de apelar a diseñadores profesionales: “Si bien el resultado final puede que se resienta un poco, el aprendizaje vital adquirido en el proceso compensa con creces, y contribuye a una percepción global de la experiencia muy superior a si el trabajo se asume por profesionales de fuera de la organización”.

Obligo a que todos los miembros del equipo tengan que hacer una «presentación individual» de los datos que han recopilado para que entiendan que nadie va a pasar inadvertido si no ha dedicado tiempo a investigar y hacer el trabajo de campo. Es una forma de asegurar equidad participativa pero también, implicación individual.

Voy a terminar con una idea que me parece sumamente importante: el Taller de Síntesis se hace para diagnosticar un reto y no para buscar soluciones. Es muy saludable, como metodología de resolución de problemas, separar el momento del diagnóstico del de la búsqueda de soluciones.Voy a terminar con una idea que me parece sumamente importante: el Taller de Síntesis se hace para diagnosticar un reto y no para buscar soluciones. Es muy saludable, como metodología de resolución de problemas, separar el momento del diagnóstico del de la búsqueda de soluciones.

no es casual que muchos nuevos deportes surgen de lo que originalmente eran sistemas de entrenamiento, es el caso del baloncesto o la escalada deportiva. Eran métodos de trabajo tan intensos y divertidos que la gente los empezó a practicar como un fin en sí mismo.

A mi juicio, el tipo de enseñanzas que habría que poner en marcha deberían estar dirigidas a fomentar el hábito y la capacidad de concentrarse de forma prolongada en la resolución de problemas

El problema es que les cuesta mucho argumentar lo que saben, porque no les han acostumbrado a ello. Este déficit tiene, claro, una declinación política. Es una carencia muy incapacitante, que expulsa a la gente de los foros de deliberación e intervención. La democracia, como casi todo, también se aprende y requiere de ejercicio.

Todos sabemos lo difícil que es experimentar en un entorno tan intolerante al error como es la política y la gestión pública, donde los partidos y el poder mediático están siempre a la caza del fallo. En un escenario tan hostil, la Administración tiene que hilar fino para dar cierta seguridad como entidad garantista, y eso le obliga a habilitar dispositivos que “aíslen” la experimentación a un entorno controlado que ayude a gestionar mejor el riesgo.