Autonomía digital y tecnológica

Código e ideas para una internet distribuida

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… para la industria algorítmica, el software libre supone la incorporación de medios de producción a coste cero. Capital gratis. No es de extrañar que empresas como Facebook, Google o Microsoft hayan apostado tan decididamente por desarrollar y compartir código abierto. Todas comparten la misma mesa, ríen en el festín de la ganancia y brindan a la salud del trabajo gratuito. Irónicamente, mediante su implicación en el software libre, esas empresas mejoran su imagen de marca ante un proletariado tecnológico tan bienintencionado como desprovisto de las herramientas necesarias para decodificar las reglas del juego del que forman parte.

El software libre ha acabado siendo funcional al capitalismo. Hay aplicaciones que resultan útiles hasta cierto punto y que, también hasta cierto punto, han logrado introducirse en circuitos no mercantilistas. Son generalmente aplicaciones de uso final; sistemas operativos, navegadores, gestores de correo, editores de texto o reproductores multimedia al alcance de cualquiera que disponga de una conexión a Internet. Pero estas aplicaciones son, en general, poco útiles para transformar las condiciones materiales de la gente por sí mismas, si no es para legitimar los esquemas liberales de facilitar la “igualdad de oportunidades” en la competición global. Gran parte de los estratos más necesitados ni siquiera dispone de los recursos para obtener hardware o de la alfabetización digital suficiente para extraer un beneficio de esas ofrendas.

… el caudal del software libre se bifurca; por una parte, una pequeña corriente de software desarrollado por los estratos acomodados y destinado a sí mismos. Por otra, un río amazónico de grandes meandros que desemboca generosamente en el mar de la reproducción del capital.

Sin menoscabo de los esfuerzos realizados hasta hoy por el activismo del software libre, es hora de pensar en un software privativo de clase; en un software militante.

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