Miquel Ballester: ‘Fairphone 2 cambia el juego de la obsolescencia’
¿A qué tipo de dificultades se enfrenta Fairphone a la hora de diseñar y fabricar su teléfono que otros fabricantes, grandes y pequeños, no tienen que hacer frente?
Creo que hay desafíos para cualquier organización, cada una en su marco de actividad. Para nosotros principalmente son los costes añadidos por no tener una economía de escala. También nuestra influencia en la cadena de suministro es limitada por la misma razón.
¿Qué ventajas encontráis fabricando vuestro teléfono respecto a las demás marcas?
Nos valemos de nuestra flexibilidad para lograr innovar pese a esos obstáculos. La toma de decisiones en una organización con 40 personas es más rápida y ágil que en organizaciones más establecidas. Nosotros no tenemos el lastre de tener inversores y nuestra marca nació sin miedo a los riesgos de reputación. Al contrario, somos una plataforma para probar nuevos modelos y ayudar a otras organizaciones a adoptarlos, aprendiendo de nuestros errores y siendo muy transparentes con las consecuencias.