«¡Si al menos fuéramos una ciudad dormitorio de verdad!», exclama sarcástico Javier Moreno. «Eso fue lo que nos vendieron, y nos lo creímos». Él y Miguel Méndez-Cabeza recuerdan un boletín industrial de 1973 que sostenía que Talavera llegaría a los 300.000 habitantes en el año 2000. Eso sí, aquella visión futurista que quedó en agua de borrajas requería un tren rápido para enlazar la ciudad con Madrid por Móstoles.