Belén Gopegui: «Hay que tener una situación de no explotación doméstica para poder escribir»
es curioso que el trabajo de las editoriales, por ejemplo, e imagino que también de productoras de cine y de música, se basa en el hecho de que existan miles de personas dispuestas a trabajar a cambio de nada durante un tiempo –en manuscritos de novelas y guiones, por ejemplo– para después ofrecer algo que tal vez la empresa no quiera. Esto no sería imaginable en otros ámbitos, nadie se pondría a hacer quinientos pares de zapatos si no fuera porque ya le están pagando el tiempo necesario para hacerlos. Pero como en la cultura se trabaja con el ego, con lo especial, con lo «artístico», parece que en sí mismo debería ser recompensa suficiente. En cambio, hay muchas personas con historias que contar que sencillamente no tienen tiempo material para dedicarlo a pasarse dos años haciendo algo que quizá nadie quiera o que, incluso si alguien lo quisiera, lo que le paguen no cubra en absoluto los gastos ni el tiempo dedicado.
Así se establece un sesgo en la cultura: hay que tener tiempo, o un colchón patrimonial familiar, o una situación de no explotación doméstica, o un salario elevado para poder escribir. Si hubiera un interés estatal en que se escuchen distintas voces, se instaurarían procedimientos para que así fuera, pero apenas se hace. En todo caso, sí creo que el capital simbólico es más capital que simbólico, y que la realidad virtual es más realidad que virtual.
…concebir la importancia de los servicios públicos es sencillo, lo difícil es vencer la fuerza que se opone a la pérdida de la máxima rentabilidad.
gran parte de la novela podría datarse en el sentido de contar de dónde viene, con qué sombras estaba boxeando, de quiénes vienen pequeños relatos, reflexiones, alusiones, la información, los caminos para llegar a una idea, en qué conversación, artículo, tuit o mail o lectura o charla surgió una línea de diálogo; tal vez un día si logro tener tiempo haga esa suerte de base de datos, porque sería un modo de demostrar que la idea del inmunólogo Agustín Lage de que las colectividades hacen ciencia a través de los individuos también se da en la literatura y que no es solo algo abstracto ni tampoco significa que no exista el trabajo de una autora o autor, sino que ese trabajo se suma a otros muchísimos.